lunes, 6 de mayo de 2013

MANOLITO GAFOTAS


MANOLITO GAFOTAS

POBRE MANOLITO

ELVIRA LINDO


Avances de la lectura:

Capítulo 7: El efecto mancebo

Todos los viernes por la noche, los padres de Manolito bajaban a casa de la Luisa a ver películas no autorizadas. Todas las veces que se marchaban, Manolito y el Imbécil se lo pasaban genial, pero esta vez era diferente porque el imbécil estaba enfermo. Manolito tenía que darle el jarabe a su hermano cada vez que sonase la alarma.
Por la tarde, los padres de Manolito se fueron de compras al “hiper” y le dijeron: “Recuerda, Manolito, 6 centímetros cúbicos a las seis”. Cuando llegó la hora, Manolito cogió el jarabe y se lo llevó al Imbécil. Cuando vio el jarabe, se puso a llorar y a patalear hasta que tiró el cubilete y el jarabe.
Manolito sabía que si su madre viese el frasco vacío le echaría la culpa a él, por lo que tuvo que hacer él mismo un jarabe, a partir de la mermelada de fresas salvajes, leche y azúcar. Lo agitó y el imbécil se lo bebió sin rechistar. Le gustó tanto que se planto delante del reloj para esperar a que sonase la alarma. Cuando sonó se tomó el jarabe, pero estaba tan bueno que Manolito decidió darle más y ya de paso el también tomaría. En definitiva, por la tarde tuvo que hacer tres frascos ya que se los bebieron enteros.

Capítulo 8: La conciencia tranquila
En este capítulo, Manolito está culpado por un delito que el no cometió. Todo ocurrió cuando:
Manolito y su mejor amigo, el Orejones iban al parque del Ahorcado cuando vieron a Yihad. Se acercaron a él, y Yihad les contó que esperaba a los del Baronesa Thyssen para jugar un amistoso y les dio permiso para que se quedasen a mirar.
Cuando Manolito y Orejones, les iban a dar las gracias este sacó un cigarrillo del bolsillo de su pantalón, lo encendió, se lo metió en la boca e inició una demostración de todo lo que sabía hacer. Cuando terminó llegaron los del Baronesa y dijo que quién quería sujetarle el cigarro y el Orejones y Manolito levantaron la mano inmediatamente. Primero lo cogió el Orejones y cuando terminó su turno se lo pasó a Manolito.
Una vez lo cogió, Manolito se imaginó que era un gran actor, un chico interesante hasta que todo se le esfumó de la cabeza cuando vió que su madre se acercaba corriendo. Cuando se dio cuenta que venia por el cigarro, le acerco la nunca para que su madre le pegara una colleja. Manolito intentó convencer a su madre creyera que no fumaba pero fue imposible.

Capítulo 9: El nene no está calvo
Los amigos de Manolito le tienen envidia por el camión de su padre.  Lo envidian porque cuando su padre vuelve de los largos viajes que hace toca dos veces la bocina para que todos bajen a recibirlo.
El otro día, sonó la bocina a las dos de la mañana y Manolito y el Imbécil y su madre, bajaron a recibirlo. Seguidamente subieron arriba y cenaron huevos fritos. Como todas las veces que vuelve del viaje midió la estatura de Manolito y al Imbécil.
Y como siempre, los quiere llevar al peluquero que el le llama, el maestro de la tijera. El señor Esteban padece parkinson por lo que a nadie le hace mucha gracia que le corte el pelo. Así que Manolito decidió cortarle el mismo el pelo a su hermano. Como nunca se le igualaba, le tenía que cortar cada vez más, y más, y más el pelo. Quiso dejarle una coletilla, como la que llevaba su amigo  Yihad el año pasado. Le cortó tanto, que el imbécil casi se queda calvo del todo, pero al menos le ha dejado la coletilla.
Finalmente, sus padres los esperaban abajo, cuando bajaron y vieron al Imbécil dijeron que el niño estaba calvo, y este les corrigió: “El nene no está calvo, está guapo”.
La madre los subió arriba inmediatamente, castigó a Manolito, y lo peor de todo para Manolito, le cortó la coletilla.

Fàtima Zghouri Azzouzi.

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